jueves, 15 de febrero de 2007

Carta postuma

Estimado Maurizio:

Tuve el gusto de conocerte y entablar amistad contigo. Eras una persona con la que era muy fácil dialogar y discutir de cualquier cosa. Pasamos momentos agradables conversando o discutiendo sobre muchos temas.

Siempre admiré de ti tu gran capacidad para retener en la memoria cifras, ideas, teorías y cualquier cosa que tuviste a la vista. También tu habilidad para comunicarlas y explicarlas.

¿Recuerdas que muchas veces te dije que eras un idealista? Lo sigo creyendo. En varias ocasiones te dije que no estaba de acuerdo contigo, y no porque no tuvieras la razón, sino porque tus ideas eran excelentes en un mundo ideal. ¿Por qué no la gente inventa cosas y simplemente deja que las demás personas las utilicen sin afán de enriquecerse? ¿Por qué no las empresas farmacéuticas liberan las patentes de los medicamentos? ¿Por qué no es posible que todo el mundo sepa cómo se hace una bomba nuclear? O, ¿Por qué no es posible que todo el mundo tenga acceso libre y gratuito al conocimiento científico? (Por cierto, nos quedaste a deber una discusión a este respecto.) Recuerdo que el viernes pasado discutíamos aquellos datos que te encontraste en internet y que mostraban la probabilidad de tener un accidente en función de la
velocidad. Tenías en la mente la capacidad y la buena fe tanto de los conductores como de las autoridades. Y es que siempre partías de la premisa de que toda la gente era buena, de que nadie actuaba de mala fe ni con la intención de hacer daño.

Recuerdo tus iniciativas y los detalles para hacer sentir bien a tus amigos y siempre vi en ti una actitud sincera y desinteresada.

He tratado de seguir con mi vida, intentando hacer como si nada hubiera pasado. Pero es imposible. Has dejado un hueco entre nosotros y te vamos a echar de menos. Va a pasar un buen tiempo antes de acostumbrarnos a tu ausencia. Pero te prometo que voy a superarlo.

Muchas gracias, Maurizio, por compartir conmigo tu optimismo, tu alegría, tus ganas de vivir y de cambiar nuestro mundo. Muchas gracias por tu amistad sincera.

Adiós, amigo.

Leonel.

No hay comentarios: